viernes, octubre 21, 2005

AúN PueDeS CoNFiaR



Temprano por la mañana comienza a rugir la ciudad. A lo lejos se escucha el sonido de los motores rompiendo la quietud de una noche que parecía haber sido calma. La sensación de no querer que los minutos avancen y el cansancio reinan en un cuerpo que lo único que quiere es un momento de paz. Es inevitable y la rutina comienza, los temores vuelven, las mentiras rondan en la cabeza haciendo esclava a la verdad que en un momento daba completa libertad.

El día avanza sin detenerse... pero el sol otra vez estaba allí para alumbrar y dar su calor.
El día termina... la ciudad se silencia... y otra vez esas lagrimas ahogan la calma.

"sI El sOl llEgArA A OscUrEcEr y nO brIllE mÁs... yO IgUAl cOnfÍO en El SEñOr..."